EMA


El Equipo Madrileño de Anillamiento está formado por un grupo de anilladores expertos, avalados por el Centro de Migración de las Aves, perteneciente a la Sociedad Española de Ornitología y con carnet de anillador experto de aves del Ministerio de Medio Ambiente. Este Equipo desarrolla su actividad científica dentro del entorno de la Sierra Oeste de Madrid y en más en concreto dentro de los límites de la Zona de Especial Protección para las Aves de los Encinares de los Ríos Alberche y Cofio.



El anillamiento científico consiste en el marcaje del ave con anillas codificadas, en combinación con otras como censos, atlas o estudios de laboratorio, ha permitido ir descifrando rutas, lugares de origen y destino, desarrollo del viaje, áreas importantes, aspectos fisiológicos o relación con la meteorología, entre otros muchos aspectos.

Tanto es así, que desde que el danés Mortensen comenzara a anillar aves hace poco más de un siglo, se han anillado en Europa unos 115 millones de aves que han producido más de 2 millones de recuperaciones.

Anualmente se anillan en Europa en torno a los cuatro millones de aves de las que se recuperan unas 90.000, información que se coordina internacionalmente a través de la organización EURING y que ha permitido la identificación de las principales rutas que siguen las aves migratorias.


Pero dentro del estudio de la migración de las aves han jugado un papel  destacado y vital las denominadas estaciones de anillamiento. Así, la captura y marcaje de aves realizada de manera continuada y regular en lugares fijos, sometida a rigurosos protocolos durante largos periodos de tiempo, ha permitido obtener una información de indudable valor para el conocimiento de la migración: aspectos tales como fenología y factores influyentes, uso del hábitat, días de estancias, deposito de grasa, filopatria, datos biométricos, son algunas muestras de la información disponible de estos laboratorios campestres. El Equipo Madrileño de Anillamiento tiene establecidas varias estaciones de anillamiento dentro de la ZEPA 56.


  
A esto hay que añadir la aparición de modernas técnicas de análisis de los datos que han permitido incorporar información sobre demografía (tasas de supervivencia, productividad, longevidad) y seguimiento poblacional, lo cual ha elevado al anillamiento a la categoría de herramienta científica casi indispensable para la elaboración de estrategias de conservación y gestión de muchas especies de aves.

Finalmente, en los últimos años ha cobrado importancia el anillamiento en el papel de divulgación y sensibilización ambiental, aspecto este que, sin estar exento de cierta discrepancia, ha arrojado indudables éxitos y que abre nuevas apuestas al futuro.